El príncipe Felipe, duque de Edimburgo, se casó con Isabel II, la actual reina de Inglaterra. Sin embargo, aun cuando el duque se casa con la reina, no se le considera consorte del rey, que es lo que sucede cuando la mujer se casa con el heredero al trono. Fue nombrado patriarca jefe de Gran Bretaña, el título de la familia real británica creado para la esposa del rey del país. Por lo tanto, una persona que se casa con un rey se considera consorte de la reina, por lo que obtiene el título de reina. Por otro lado, la persona que se casa con la reina no se considera rey.
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Felipe, hijo del príncipe Andrés de Grecia y la princesa Alicia de Battenberg, fue reconocido como príncipe de Grecia y Dinamarca. Sin embargo, según informes del sitio web oficial de la realeza británica, el príncipe renunció a estos títulos para casarse con la reina Isabel II. Esto se debe a las tradiciones y reglamentos que rigen la Ley Parlamentaria británica, lo que dificulta la obtención del título de Rey. De hecho, solo los familiares directos de la familia real británica pueden ser considerados reyes, es decir, se rigen por la sangre y no por el género de la persona que llega al poder.
Al casarse con ella, Felipe recibió los títulos de duque de Edimburgo, conde de Merionth y barón de Greenwich. Entonces, a pesar de estar casado durante muchos años con la Reina legítima del país, el Duque de Edimburgo en la coronación de la Reina fue nombrado Príncipe de Gran Bretaña en lugar de Rey. De hecho, a lo largo de la historia de Gran Bretaña, ha habido una serie de reinas, además de las reinas, que obtuvieron el título al casarse con el Rey y heredero del trono británico. Tal fue el caso de la reina Carlota de Mecklenburg-Strelitz, esposa del rey Jorge III, o de Alejandra de Dinamarca, esposa del rey Eduardo VII. Incluso Elizabeth Bowes-Lyon, esposa del rey Jorge VI, quien fue madre de la actual reina Isabel II.
Aunque nació en la isla griega de Corfú y se mudó a diferentes países cuando era niño, Philip tiene una conexión importante con Inglaterra. Pasó 70 años sirviendo a su país al servicio de la monarquía británica, realizando 22.000 compromisos oficiales y 637 giras por el extranjero y pronunciando más de 5.500 discursos a sus espaldas. En el 60 aniversario de su nombramiento como Príncipe Consorte, Felipe de Edimburgo decidió retirarse en 2017 para vivir una vida tranquila y discreta. Y hoy, en el día de su muerte, el Reino Unido lo consigna a lo más alto.
