Si la justicia no es expedita, no es justicia

Diana Murrieta PRESIDENTA Y FUNDADORA DE NOSOTRAS PARA ELLAS, A.C.

Esto resulta en un proceso que puede retraumatizar a las mujeres, haciéndolas revivir su experiencia traumática una y otra vez en los tribunales

En un sistema de justicia eficiente y efectivo, la celeridad en los procesos judiciales es esencial. La justicia no puede considerarse justa si se demora indefinidamente, dejando a las partes afectadas en un limbo de incertidumbre, esto pasa con frecuencia en nuestro país, con especial incidencia en las mujeres. Esta demora no solo socava la confianza en el sistema legal, sino que también perpetúa la injusticia al no brindar respuestas oportunas a quienes buscan justicia.

Lamentablemente, en México, como en muchos otros lugares, la lentitud es una característica común de los procesos judiciales; esto englobado por circunstancias sistemáticas y difíciles de atacar, pero esta situación es particularmente preocupante cuando se trata de casos que involucran a mujeres.

La injusticia de la lentitud se agrava aún más por el fenómeno de la revictimización. Cuando las mujeres buscan justicia tras haber sido víctimas de violencia de género se enfrentan a un sistema que con frecuencia las desestimula o las hace sentir responsables. Los obstáculos son numerosos, desde la falta de capacitación de los impartidores de justicia en cuestiones de género hasta la falta de apoyo emocional y psicológico para las víctimas. Esto resulta en un proceso que puede retraumatizar a las mujeres, haciéndolas revivir su experiencia traumática una y otra vez en los tribunales.

La revictimización no solo tiene un impacto emocional y psicológico en las mujeres que buscan justicia, sino que también perpetúa un ciclo de impunidad que permite que los agresores de la violencia de género evadan la responsabilidad. Cuando las víctimas sienten que el sistema legal no las respalda de manera adecuada, es menos probable que denuncien los delitos o cooperen plenamente en el seguimiento de las investigaciones en contra de los agresores. Esto, a su vez, socava la capacidad del sistema judicial para prevenir y abordar la violencia de género de manera efectiva. La lentitud y la revictimización crean un entorno en el que los agresores se sienten impunes, lo que perpetúa aún más la desigualdad de género y la injusticia. Para lograr una justicia genuina, es fundamental no solo acelerar los procedimientos judiciales, sino también garantizar un trato sensible, respetuoso y empático hacia las víctimas, reconociendo la importancia de su papel en la lucha contra la violencia de género.

Para que la justicia sea verdaderamente justa, debe ser rápida y sensible a las necesidades de las víctimas. Se requieren reformas significativas en el sistema judicial mexicano para abordar la demora en los procesos y garantizar que las mujeres no sean revictimizadas en su búsqueda de justicia. Esto implicaría una inversión en recursos, capacitación en perspectiva de género para los profesionales del derecho, y una reforma profunda que haga de la justicia un instrumento efectivo para empoderar a las víctimas y castigar a los agresores. Solo entonces podremos afirmar que la justicia en México es verdaderamente justa para todas las personas, sin importar su género.

Comparte las ultimas noticias:

Noticias relacionadas