El autor consiguió alzarse con este galardón gracias a la novela ‘Bajo tierra seca’, ambientada en Extremadura en el año 1917
Es el primer galardón que se falla del año, justo en la noche de Reyes y, aunque ha ido perdiendo parte de su prestigio con el tiempo, todavía no ha llegado a los niveles de descrédito del Premio Planeta. Eso sí, si el Premio Nadal nació con la intención de apoyar las nuevas voces literarias, desde hace décadas que se vincula a nombres consagrados con espíritu de ‘bestseller’.
Si el año pasado fue a parar a Manuel Vilas, esta edición ha sido el vallisoletano César Pérez Gellida el afortunado, un autor que hasta el momento se había especializado en thrillers de amplio espectro popular, entre ellos, Memento Mori, que se ha adaptado en serie para la plataforma de streaming Prime Video.
Precisamente, Bajo tierra seca nació como un guion, pero mientras lo escribía, el escritor se dio cuenta de que quería ahondar más en la historia y convertirlo en novela. “Cuando haces un guion, tienes que ajustarte a una escaleta y eso te obliga a adelantarte mucho en la trama. Así que pensé, lo estás estropeando. Ahí paré y me dediqué a profundizar más en los detalles, en el contexto histórico y en la propia narración”, ha contado Pérez Gellida durante un encuentro con la prensa con motivo de la salida de su nuevo libro.
¿De qué va ‘Bajo tierra seca’?
La novela nos traslada a Extremadura en 1917 a través del personaje de Antonia Monterroso, a la que se la llama ‘la Viuda’, y que es la propietaria de una de las mayores haciendas de la región. Se trata de una mujer imponente con un pasado difícil que se convierte en objeto de deseo por parte de los hombres, algo que ella aprovechará para sobrevivir.
En medio de la gran hambruna que sufre la región, un incendio destruirá todas sus tierras y Antonia desaparecerá. Será entonces cuando entre en acción el teniente Martín Gallardo, junto al sargento Pacheco para investigar lo que ha ocurrido
El escritor se adentra así en lo que se ha llamado el ‘rural noir’, novelas que se ubican en el campo a través de una perspectiva criminal y policíaca. Y es que, ese paisaje hostil también adquiere importancia vital sobre todo si se combina con la época concreta en la que tiene lugar la trama. “Fueron momentos muy complicados en una España que estaba cambiando y que era muy inestable a nivel político, también se habían perdido las colonias de ultramar. La gente pasaba mucha hambre, sobre todo en las zonas más pobres del campo y había muchas desigualdades sociales”.
Pero, sobre todo, a Pérez Gellida le interesaba construir el personaje de Antonia Monterroso. Se inspiró en una mujer real, Brynhild Paulsdatter Storset, nacida en Noruega en una familia pobre y numerosa algunos de cuyos miembros terminaron formando parte de un espectáculo circense. Para escapar de esa vida, y después de un suceso traumático, se trasladó a Estados Unidos, al Nuevo Mundo, donde prosperaría gracias a diferentes y fructíferos matrimonios.
¿Por qué en Extremadura durante el año 1917?
El escritor utiliza esta historia para trasladarla a nuestro país en las situaciones descritas y, así, ahondar la naturaleza de los personajes. Por supuesto, nunca se planteó ubicar la acción al otro lado del charco, tenía que pasar en España, y buscó un lugar donde hubiera grandes extensiones de terreno y tuviera una gran presencia el caciquismo. “Me gustó mucho la población de Zafra, me pareció adecuada para que allí ocurrieran los hechos, así como toda la comarca de Tierra de Barros”, comenta sobre la ubicación.
En cuanto al momento histórico, ¿por qué 1917? “Es justo el año en el que empiezan a darse los primeros brotes de lo que se llamó gripe aviar, que en realidad no tenía nada que ver con la gripe aviar, pero sí que fue el germen en lo que se convirtió la también mal denominada ‘gripe española’.
Para Pérez Gellida ganar el Premio Nadal ha constituido un punto de inflexión en su carrera. “He intentado tratar el lenguaje de una manera diferente, pero el cambio ha ocurrido de una manera inconsciente”. De todas formas, asegura que continuará con las aventuras de Ramiro Sancho, el inspector de policía del Grupo de Homicidios de Valladolid que apareció por primera vez en Memento Mori.
En cuanto a que una novela negra o un thriller pueda ganar un gran premio literario, cree que ya ha pasado el tiempo en los que podían considerarse como géneros menores. “El mundo editorial está cambiando mucho y al mismo tiempo, los gustos de los lectores. Si Dolores Redondo vende tantos ejemplares de sus libros, será por algo y va más allá de lo literario”