El libro Chomsky & Mujica: Sobreviviendo al siglo XXI, de Saúl Alvídrez, reúne a dos de los más importantes intelectuales de nuestro tiempo, quienes conversan acerca de las problemáticas que tienen en jaque al destino de la humanidad, además de discutir las alternativas de cara al futuro.
Publicado por Debate y dedicado al periodista australiano Julian Assange, fundador de WikiLeaks, en la obra se recogen reflexiones sobre las consecuencias del cambio climático, la crisis del capitalismo, los males de la política, la lógica de la economía del mercado y los problemas de la producción, así como de la democracia, la libertad, la vida con propósito, el amor, la amistad, la vejez y la muerte.
El volumen –que se presentó ayer– es resultado de una serie de reuniones entre el lingüista y filósofo estadunidense Noam Chomsky y el ex presidente de Uruguay José Mujica en 2017, así como de sus respectivas esposas, en la casa de este último, en aquella nación austral.
Este encuentro fue posible gracias a los esfuerzos del mencionado documentalista y activista mexicano (Chihuahua, 1998), quien efectuó filmaciones durante más de 20 horas, con las cuales realiza desde entonces un documental, que espera tener listo para finales del año próximo, tras enfrentar un largo viacrucis, sobre todo por la falta de recursos.
Participación de Roger Waters
Luego de resultar ganador de una convocatoria de estímulos para la producción cinematográfica, el joven escritor y realizador comenta que aún debe grabar una serie de tomas en Uruguay, Ciudad de México y Nueva York, al lado del músico británico Roger Waters, fundador de Pink Floyd, quien es el narrador del documental, además de encargarse del proceso de posproducción.
Fundador del movimiento en México #Yosoy132, surgido en el contexto de las campañas presidenciales de 2012, Saúl Alvídrez destaca que la parte sustantiva del libro y el documental es el encuentro entre esos dos grandes pensadores en 2017 y una serie de videollamadas
que desde entonces han sostenido, a las que en ocasiones se ha sumado Roger Waters.
Tras aclarar que la principal diferencia entre esos materiales es la extensión del contenido, ya que el libro permite más libertad en ese sentido que los 90 minutos que durará el documental, el activista destaca que ambos están enfocados sobre todo a las generaciones más jóvenes.
“Lo más importante es llegar a millennials y centennials. La génesis de este proyecto es que estoy muy alarmado porque a través de Noam Chomsky y Pepe Mujica entendí que, como jóvenes, estamos heredando una civilización ecológica, económica, política y socialmente insostenible, lo cual implica que somos herederos irrenunciables de las próximas décadas, que son probablemente las más difíciles y peligrosas de la historia de la humanidad.
Ante esa alarma, después de reconocer las coincidencias entre Chomsky y Mujica, e identificar el cambio profundo que hicieron en mí como joven, me pareció indispensable reunirlos, porque ellos no se conocían todavía, y llevar ese mensaje tan lejos como se pudiera. Pensé que si habían tenido tal impacto en mí, tal vez pueda ocurrir algo similar en muchos jóvenes más; y si eso sucede, quizás hay esperanza de cambiar las cosas
.
Al asumir que el movimiento #Yosoy132 fue una especie de movimiento tectónico en su ruta a seguir
, Alvídrez destaca que aquellos intelectuales le han “ayudado a entender una serie de ideas, sobre todo, más pegadas a la izquierda de la izquierda, que vienen del anarquismo, la autogestión, la comunalidad, y me han ayudado a entender que ese es mi camino: intentar incentivar o promover estas ideas particularmente entre millennials y centennials y descifrar cuál es el anarquismo del siglo XXI”.
Agrega: Cuando digo siglo XXI es porque Chomsky y Pepe Mujica me abrieron la puerta a todo ese conocimiento que está a la izquierda de la izquierda, y me refiero a autores clásicos como Proudhon, Bakunin, Durruti; pero lo que pude entender con ellos es que tenemos que construir una nueva forma de ver esas ideas, y creo que ésa es mi misión
.
Considera que el origen del problema civilizatorio está en que muy pocas personas toman las decisiones de la humanidad y lo hacen atendiendo estrictamente a sus intereses personales, dejando de lado cuestiones tan elementales para todos como el agua limpia o el aire puro.
Ese es el problema, y la solución tiene que ser traspasar el poder de decisión de manera masiva a la gente. No planteo que a partir de mañana desaparezca el Estado y todo mundo decida todo; operativamente no es posible ni deseable, lo que planteo es un camino hacia la autogestión; tiene que ser un proceso progresivo. Me parece importante mencionar a los jóvenes algo que descubrí: a diferencia del siglo anterior, el revolucionario ya no es quien toma el poder para repartirlo, sino quien reparte el poder sin tomarlo.