“Hay objetos extraños, que son inusuales, rarezas, antigüedades”, dice el artista sobre lo que se encontrará en la subasta titulada “Diversiones de una mente contemporánea”
Pablo Bronstein es un artista argentino que está radicado en Londres desde los cuatro años y ha exhibido su obras en espacios tan emblemáticos como Tate Modern de Londres, el Museo Metropolitano de Nueva York y el Centro Pompidou de París: el martes que viene subastará su valiosa colección de arte, integrada por cientos de objetos -principalmente cerámicas, pinturas y muebles-, que coleccionó durante 20 años pero que ahora quiere vender porque necesita “cambiar el foco de la inspiración”, explica.
Nunca mejor aplicada la célebre sentencia bíblica “Nadie es profeta en su tierra” para comenzar a desenrollar la historia de Bronstein, poco conocido en la Argentina -el lugar donde nació hace 47 años- pero con un hitos perdurables en algunos de los principales museos del mundo, donde exhibió su heterodoxa producción que se desplaza desde el dibujo hasta la coreografía y la performance, con una referencia ineludible: la arquitectura.
Bronstein nació en 1977 en Buenos Aires, pero se mudó a Londres cuando tenía poco más de cuatro años y sus padres decidieron aprovechar una oportunidad laboral para alejarse del clima opresivo de una Argentina gobernada en esos tiempos por la dictadura que había arrancado en 1976. Desde entonces, se dedicó a profundizar sus habilidades para el dibujo, que con el tiempo volcó en obras que recrean la fisonomía de los planos arquitectónicos franceses del siglo XVIII. Obras que lejos de reproducir sitios reales son una traspoblación laboriosa de su imaginación.
En paralelo a sus exploraciones artísticas, el artista fue desarrollando también una veta coleccionista integrada por cientos de objetos de los que ahora decidió desprenderse. Esta colección, alojada en su encantadora casa de Bronstein en Kent, sur de Inglaterra, representa una mezcla ecléctica de muebles finos, cerámicas raras y pinturas de antiguos maestros: cada pieza refleja la evolución artística y las influencias de Bronstein a lo largo de casi 20 años. El próximo martes, todo ese acervo será subastado.
La subasta, titulada Pablo Bronstein: Diversiones de una mente contemporánea, está organizada por Dreweatts, una de las casas de remates más prestigiosas del Reino Unido. Los medios europeos la presentan no solo como una oportunidad para adquirir piezas únicas de renombre sino para acceder a la trastienda íntima de uno de los artistas contemporáneos más influyentes del momento.
“Soy un artista contemporáneo que usa este tipo de objetos como inspiración para mi obra. Esa colección de objetos me inspiró para crear dibujos, performances y otras obras durante años, además de formar parte de mi vida diaria, pero ahora quiero renovar mi enfoque de inspiración, y por eso la puse toda a la venta”, explica el argentino, que viaja aproximadamente cada dos años al país para visitar familiares y reencontrarse con su territorio natal.
Según estiman los responsables de clasificar el lote, hay objetos que pueden alcanzar precios de entre 3.000 y 5.000 libras (entre 3.800 y 6.350 dólares). “Hay objetos extraños, que son inusuales, como una tacita de porcelana china con una crucifixión, del siglo XVIII. Hay cerámicas que solo hay una versión similar en un museo. Son rarezas, antigüedades”, indica Bronstein.
Por estos días, una de sus obras se exhibe actualmente en el Tate Britain, junto a piezas del siglo XVIII. El cuadro concede un toque provocativo al arte de esa época con su recreación de un prostíbulo gay del siglo XVIII. Además, el artista está trabajando en un proyecto de un libro con dibujos y pinturas sobre objetos de cocina, mientras avanza en la preparación de una muestra sobre arquitectura histórica que se exhibirá en Londres, para luego itinerar a Estados Unidos.
Con una formación en la Slade School of Fine Art y en el Goldsmiths College de Londres, la obra de Bronstein fue expuesta en lugares de prestigio como el Museo Metropolitano de Nueva York, el Pompidou de París, el Victoria & Albert y la Tate Gallery de Londres. En todas estas exposiciones, la arquitectura tuvo un rol preponderante. “Desde chico me fascinó el hecho de que la arquitectura es algo que se utilizó desde los comienzos de la humanidad para resolver problemas básicos de vivienda y al mismo tiempo cumple con la doble función de crear belleza, tiene un componente artístico, y puede (no siempre) ser útil”, señala durante la entrevista.
—¿Cuánto refleja tu colección personal, que ahora subastás, tu evolución como artista y tus influencias a lo largo de los años?
—Mucho, ya que están íntimamente esos objetos están conectados a mi práctica artística. Lo que me rodea me influencia enormemente para crear y concebir nuevas ideas. Por eso no trabajo en un típico estudio blanco de artista. Por ejemplo, hice muestras dedicadas a representaciones de objetos decorativos durante mucho tiempo, desde azucareros barrocos, hasta porcelanas chinas, muebles y otros objetos. Ahora por ejemplo, voy a lanzar un libro con el título Cuisine, enfocado en objetos de cocina, desde decorativos hasta utilitarios.
—¿Cuáles son algunas de las piezas más destacadas de esta subasta? ¿Podrías hablarnos un poco de su significado personal?
—Entre las piezas más destacadas para mí hay una pequeña copa china-holandés del siglo XVIII con una representación muy rara de una crucifixión. No es un objeto de alto valor, pero sí muy inusual, y esto es algo que me fascina. El Museo Nacional de Lisboa tiene un plato en el mismo estilo, pero no la copa. Otro objeto destacado es un escritorio inglés del siglo XVII con un montón de cajones secretos, que utilizaba para guardar mis materiales de arte. Fue uno de los primeros objetos de mi colección. También un retrato de un caballero alemán del siglo XVI sosteniendo una calavera inusualmente grande. Es un cuadro muy evocativo y oscuro, inusual y lleno de misterio que siempre me intrigó.
—Como artista argentino, ¿cómo ha influido su viaje y experiencia en el Reino Unido en su estilo y elecciones artísticas?
—Yo llegué al Reino Unido con cuatro años, con lo cual mi formación educativa y artística ocurrió totalmente en Londres. Obviamente hay referencias e influencias de Argentina, la arquitectura Beaux Arts de Buenos Aires, el eclecticismo decorativo de muchos edificios antiguos de la ciudad, etc., que veía cada verano que íbamos a visitar a la familia. Es un lenguaje en el que se mezclan muchas referencias, estilos, culturas e historias, y que forma parte de mi identidad como artista.
—En sus obras, a menudo explora temas arquitectónicos. ¿Qué le atrae de este tema y cómo lo integra en su arte?
—Desde chico me fascinó el hecho de que la arquitectura es algo que se utilizó desde los comienzos de la humanidad para resolver problemas básicos de vivienda y al mismo tiempo cumple con la doble función de crear belleza, tiene un componente artístico, y puede (no siempre) ser útil.
—¿Cuál ha sido el proyecto u obra de arte más desafiante que emprendiste en tu carrera, y cómo influyó en tu trayectoria artística?
—Una performance que duró seis meses en la Tate Britain de Londres, llamada Historical Dances in an Antique Setting que incluía a una serie de bailarines participando de una coreografía en todo momento del día. Fue pensada para un espacio que diseñé a gran escala con elementos arquitectónicos y decorativos históricos.
—¿Qué tan decisivo fue tu paso por la Slade School of Fine Art y el Goldsmiths College, y cómo estas experiencias han dado forma a tu carrera?
—Fue importante porque me puso en contacto con otros artistas y galeristas de mi generación, por ejemplo mi actual galerista en Londres, Herald Street Gallery, además de hacerme entender cómo funcionaba el mundo del arte, etc. ¡Goldsmiths no me gusto nada! ¡Me encantó Slade pero odié absolutamente Goldsmiths!