Todo lo que necesitas saber sobre el personaje histórico interpretado por Vanessa Kirby en Napoleón, el último estreno de Ridley Scott.
El nuevo biopic de Ridley Scott sobre Napoleón, protagonizado por Joaquin Phoenix, es una de las películas más esperadas del año. Al tratarse de uno de los personajes más conocidos de la historia, muchos espectadores se están centrando en estudiar cómo retrata al protagonista el célebre director. No obstante, la emperatriz Josefina, primera esposa del conquistador francés, es una figura prácticamente igual de importante en la trama de la película. Interpretada por Vanessa Kirby, que dio vida a la joven princesa Margarita en The Crown, la película trata tanto sobre sus andanzas como las de, quizás, el personaje histórico más conocido de Francia.
Pese a no haber sido tan prolífica ni conocida como su marido, Josefina ha sido retratada en numerosas producciones televisivas y cinematográficas. En la década de 1970, Stanley Kubrick planeó una película biográfica de Napoleón en la que invirtió años de investigación. La película, que habría sido protagonizada por Audrey Hepburn en el papel de Josefina y Jack Nicholson como el famoso emperador, a menudo ha sido calificada como «la mejor película nunca rodada». En 1954, Marlon Brando interpretó el papel del líder militar francés en la película Désirée, pero el filme se centra principalmente en la relación de Bonaparte con Désirée Clary, que estuvo comprometida con el emperador francés, y el papel de Josefina fue interpretado por la actriz británica Merle Oberon. Pero ¿quién era en realidad Josefina de Beauharnais?
Marie Josèphe Rose Tascher nació en La Pagerie en 1763. Sus padres pertenecían a la nobleza francesa. Tascher pasó gran parte de su infancia en la isla caribeña de Martinica, donde sus padres eran propietarios de la plantación de Trois-Ilets. Sin embargo, los huracanes de la isla dejaron la plantación en estado de ruina y a la familia sumida en la desesperación por sus pérdidas económicas. A los 16 años, se mudó a Francia.
Josefina estuvo casada antes de conocer a Napoleón. En 1779, a los 16 años, se casó con Alexandre, el vizconde de Beauharnais. Juntos tuvieron dos hijos: un varón llamado Eugène, nacido en 1781, y dos años más tarde, una hija, Hortense, que años después acabaría casándose con el hermano de Napoleón (todo parece quedar en familia). Su matrimonio no fue feliz. Beauharnais convivía con una amante y Josefina acabó separándose de él, aunque siguieron casados hasta la muerte del vizconde. Tras más de una década de matrimonio, Beauharnais fue ejecutado durante el período conocido como “El Terror”, durante el cual muchas personas adineradas de Francia fueron arrestadas o encarceladas. También encarcelaron a Josefina en aquella época, pero acabó siendo liberada.
La martiniquesa conoció a Napoleón en 1795, en un baile de la alta sociedad organizado por el que era su amante en aquel momento, Paul de Barras, el vizconde de Barras. En aquel entonces, a pesar de ser teniente general del ejército, no era precisamente el conquistador al estilo de Alejandro Magno en que se acabaría convirtiendo. En lo que a su primera impresión se refiere, parece ser que a Josefina no le hizo especial gracia su torpeza a la hora de socializar, si bien aquello no le impidió enamorarse. Ella le sacaba siete años y se casaron en 1796, al año siguiente de conocerse. Aunque no cabía duda de lo perdidamente enamorado que estaba Napoleón de ella, al parecer ella era mucho más reservada a la hora de mostrar su afecto hacia él.
En 1804, cuando Napoleón fue proclamado emperador de Francia, Josefina pasó a ostentar el título de emperatriz de Francia, además de convertirse un año después en reina de Italia, ya que Napoleón tomó el control del gobierno del país en 1805. El suyo fue un matrimonio difícil, marcado por las largas ausencias durante meses del emperador debido a sus conquistas militares. En aquella época, Josefina mantuvo una relación extramatrimonial con el oficial del ejército francés Hippolyte Charles. Por su parte, Napoleón hizo lo propio con Pauline Fourès, esposa de un oficial de caballería. Por si fuera poco, para gran decepción y malestar de Napoleón, nunca llegaron a tener hijos juntos.
Josefina fue también célebre por sus gustos extravagantes y su afición por todo lo mejor que la vida nos puede ofrecer. La emperatriz solía dejarse un auténtico dineral en compras descomunales de productos como zapatos, ropa o joyas, dejando las cuentas de su marido un tanto maltrechas. Según una biografía publicada en 1963 por Ernest John Knapton, su colección llegó a acumular nada menos que 520 pares de zapatos, 673 vestidos de terciopelo o satén, 980 pares de guantes y 252 sombreros. También hizo reformar el château de Malmaison de la pareja, llenándolo después de animales exóticos como canguros, monos y cebras.
Tras años de amoríos, desavenencias y el desprecio acumulado por parte de Napoleón Bonaparte por su incapacidad para gestar un heredero, ambos anularon su matrimonio en 1810. Josefina pasaría el resto de sus días en el château de Malmaison. Ese mismo año, Napoleón se casó con la noble austriaca María Luisa de Austria. Juntos tuvieron dos hijos, pero acabaron separándose en 1814. A pesar de su matrimonio truncado y relaciones posteriores, Josefina y Napoleón mantuvieron una buena relación, hasta el punto de permitirle conservar el título de emperatriz una vez anulado el matrimonio.
La emperatriz falleció en 1814, a los 50 años, a consecuencia de una neumonía. Se dice que Napoleón quedó devastado al conocer la noticia. En aquel momento se encontraba exiliado en la isla de Elba y al parecer se quedó dos días encerrado en su habitación tras enterarse de su muerte. Las guerras napoleónicas terminaron un año después y Napoleón acabaría muriendo en 1821 en Santa Helena, aún exiliado. A pesar de haber anulado su matrimonio más de una década antes de su muerte, se sostiene que sus últimas palabras fueron “Francia… el ejército… Josefina».