Sólo hay una persona a la que la reina de Inglaterra tenga que obedecer: su médico. A recomendación médica, Isabel II se ha ausentado por “problemas de movilidad” de la ceremonia más importante del año: la apertura del Parlamento, en el que la reina da voz a las propuestas políticas del Gobierno en curso. Su ausencia ha propiciado un hecho histórico: que el principe carlos, vestido de almirante de la flota y mirando de reojo la corona de su madre, haya sido el que ha ejercido este papel, que tantas veces ha visto al acompañar a la reina.
El encargo no era sólo para Carlos, sino también para su hijo y futuro rey, el príncipe Guillermo, que ha llegado sin Kate Middleton, acompañado únicamente de su asistente. Durante la ceremonia, Carlos se ha sentado en el Trono de los Consortes, en presencia de la corona imperial del Estado –símbolo de la autoridad de la reina como soberana, representada por el príncipe de Gales–, mientras que Camilla de Cornualles, que le ha acompañado en todo momento de la ceremonia, se ha sentado a su izquierda (en el que supone su primer acto oficial de Estado al máximo nivel) y Guillermo a su derecha. El trono que ha usado Carlos es una pulgada [2,54 cm.] más pequeño que el Trono del Soberano que usa su madre y, al contrario que éste, no forma parte del mobiliario oficial del Parlamento de Westminster: reside en Houghton Hall, en Norfolk y, cuando la ocasión lo requiere, se lleva hasta Londres para la ceremonia.
Los tres se han presentado también con diversidad en los atuendos: el príncipe Carlos ha optado por el uniforme del mayor rango que se puede tener en la Marina Real Británica, concedido por su madre en 2012. Camilla ha optado por un abrigo-vestido en azul navy con motivos incrustados en blanco en cintura y mangas de su diseñadora favorita, Fiona Clare (y que estrenó en 2019). Guillermo, en solitario, y un par de pasos por detrás de la pareja, ha optado por el chaqué formal. Para los tres se abre así una nueva situación: la reina, de 96 años, está reservando sus fuerzas para el próximo jubileo, pero lleva ya tiempo delegando en su hijo y su nieto funciones inéditas. El discurso es una buena muestra: las otras dos veces que no pudo darlo, por lo avanzado de los embarazos de Andrés (en 1959) y Eduardo (en 1963), la reina Isabel delegó en la figura del lord canciller, custodio del Gran Sello Real y, hasta 2005, presidente de la Cámara de los Lores. Pero con el paso al frente de Carlos y una familia real cada vez más reducida (compuesta prácticamente en la primera línea por la princesa Ana, Carlos y Guillermo), en el Reino Unido ya se habla de la situación como una suerte de regencia consensuada entre los Windsor y su veterana matriarca.
Por:Javi Sanchez
Fotos:Getty images/AFP