Londres amanecía este martes bajo el ambiente clásico de las grandes citas, las que se llevan viviendo en la capital británica durante el último año desde que Carlos III accediera al trono tras la muerte de su madre, Isabel II. Un nuevo día histórico para el Reino Unido, en esta ocasión al ser la primera vez que el monarca ejercía como tal para presidir la tradicional apertura estatal del Parlamento británico.
El Palacio de Westminster se ha engalanado para la ocasión con motivo de esta ceremonia anual en la que había muchos ojos puestos, donde el soberano -que el próximo martes cumplirá 75 años- estrenaba su propio discurso una vez fue coronado, ungido, bendecido y consagrado rey el pasado mayo.
Tras siete décadas donde quien tomaba la palabra era su progenitora -salvo en 2022 cuando ella no pudo acudir por problemas de movilidad y fue relevada por este-, el nuevo jefe de Estado ha expuesto de viva voz las líneas maestras de la política y la legislación que marca el Gobierno para el curso 2023-24.
Acompañado de su esposa, la reina Camilla, la primera imagen de Carlos III en esta jornada para los anales se producía durante la procesión, ambos a bordo del carruaje dorado del Jubileo de Diamante y escoltados por la Guardia Real hasta llegar a su destino. En ese impresionante desfile que partía de Buckingham Palace, el soberano ha decidido además que Ana de Inglaterra, su hermana, vuelva a tener un papel relevante como ocurrió meses atrás.
Premiando su lealtad inquebrantable a lo largo del tiempo, era la Princesa de 73 años a quien se le ha confiado otra vez la seguridad personal del máximo representante de la monarquía, en su caso siendo ella coronel de los ‘Blues and Royals’ y aquí como la llamada ‘Gold-Stick in-Waiting’.
A pesar de acompañar a Isabel II durante varias aperturas del Parlamento en su juventud, esta ha sido la primera vez desde 1985 que la hermana de Carlos III entraba en la cámara junto al monarca, erigiéndose de esta forma como su más fiel lugarteniente.
Durante el evento institucional, el único que une a la Cámara de los Lores, la de los Comunes y al Rey en el Parlamento, el monarca ha entrado primero a la denominada Sala de Vestuario. Allí, con el uniforme militar de Almirante de la Flota Real Naval Número 1, se ha puesto la larga Túnica de Estado de terciopelo carmesí y la Corona Imperial que después llevaría durante toda la sesión mientras ocupaba el trono junto a su esposa.
Con un peso de 1,06 kg, la increíble pieza tiene 3.000 piedras preciosas, incluidos 2.868 diamantes, 273 perlas, 17 zafiros, 11 esmeraldas y 5 rubíes. Fabricada para la coronación de Jorge VI en 1937, la usó Isabel II en numerosos actos oficiales a lo largo de su reinado aunque, en los últimos años y debido a su avanzada edad, dicha corona pesaba demasiado para ella y la joya se colocaba entonces sobre una almohada de terciopelo.
Camilla de Inglaterra, por su parte, lucía hoy el mismo traje de la Coronación confeccionado hace unos meses por el diseñador inglés Bruce Oldfield, acompañando su elegante y regio atuendo con un collar brillante, los pendientes a juego y, sobre todo, la espectacular tiara que era todo un guiño a la que fue su suegra.
Se trata de una joya valorada en seis millones de libras (casi 7.000.000 de euros) que tiene mucha historia detrás, puesto que fue utilizada por Isabel II en 1953 cuando esta fue ungida Reina y después por la propia monarca en cada apertura del Parlamento año tras año.
Al iniciar su discurso, como era de esperar, el rey Carlos rebdía un conmovedor homenaje a su querida y añorada madre, reconociendo el «legado de servicio y devoción a este país» que hizo la Reina hasta su fallecimiento a los 96 años. Un mensaje que trasladó ante un auditorio entregado y la presencia del primer ministro, Rishi Sunak, y el líder laborista Keir Starmer.