Si bien antes se consideraba que la obligación de las instituciones de educación superior era exclusivamente de carácter formativo, y que el éxito de los egresados en la inserción al mercado laboral era asunto de méritos y voluntad individual, los estudios en el tema subrayan que el capital social, las circunstancias geográficas y organizacionales, así como la cultura laboral, entre otros, impactan en la manera en que los jóvenes pueden encontrar oportunidades de desarrollo profesional, afirmó el rector general de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), José Antonio De los Reyes Heredia.
Destacó que detrás del proceso de formación de quienes cursan un programa de licenciatura en las instituciones de educación superior hay una importante inversión de recursos públicos, de dedicación del profesorado y de involucramiento de distintos actores sociales, por lo que “no podemos darnos el lujo de abandonar a su suerte a quienes concluyeron sus estudios y con ello incrementar el riesgo de perder un valioso capital humano para la sociedad mexicana”.
En la inauguración del 2º. Encuentro por la Educación Superior en la UAM. Egresadas y Egresados de la educación superior. Trayectorias, experiencias y expectativas laborales, también subrayó que la crisis derivada de la pandemia de covid-19 reveló que el mercado de trabajo ha evolucionado y las formas del empleo y las habilidades requeridas por los futuros profesionales ya no es la de antes de 2019. “Esto quiere decir que las universidades estamos en retraso, lo cual significará apurar el paso para resolver los temas de las habilidades al egreso de nuestras y nuestros jóvenes, los valores que vamos a cultivar y también el acompañamiento social”.
Jaime Valls Esponda, secretario ejecutivo de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), aseveró que la prioridad educativa debe dirigirse a trabajar por el crecimiento económico, social y cultural en el marco del desarrollo humano sostenible y reforzar el papel de la universidad para fomentarlo a través de programas emergentes en términos de pertinencia, calidad e incluso de internacionalización.
Resulta fundamental, dijo, ampliar y diversificar la oferta educativa, actualizar de manera periódica los contenidos y la forma de organizar el currículo, así como sustentar los programas académicos en la pertinencia, la cooperación con el mundo del trabajo y la innovación en los métodos de enseñanza, es decir, encauzar la relación existente entre la formación superior y el mercado laboral.